Río Tinto: 2000 años de minería en paisaje marciano.

La minería era uno de los motivos por los que Roma se interesó en Hispania. Realizaron labores de minería en Las Médulas (León), Arditurri (Guipuzcoa), Belmunt del Priorato (Tarragona), Cueva del Sanabrio (Cuenca)…

Después llegaron los árabes y los propios españoles. Pero fueron extranjeros quienes revolucionaron la minería y la industria del hierro y acero.

Una de las minas más representativas de esta actividad del pueblo romano es la de Río Tinto, al sudoeste de España, en la provincia de Huelva.


El río Tinto (conocido como “Luxia o “Urium”​ en la antigüedad) es un río costero del sur de España, que discurre a lo largo de la provincia de Huelva, en la región autónoma de Andalucía. Nace en la sierra de Padre Caro y tras recorrer casi 100 km llega hasta la ría de Huelva, donde se funde con el río Odiel.


El color de sus aguas da nombre al río: Tinto. Sus aguas contienen  altas concentraciones de metales tóxicos: arsénico, cadmio, plomo.  A lo largo de su cauce se encuentran yacimientos hidrotermales compuestos, en gran parte de pirita (sulfuro de hierro (II), calcolpirita (sulfuro de hierro y cobre), transformados mediante un proceso de meteorización.

La meteorización es un proceso que se produce cuando los minerales y las rocas, al estar en contacto con la biosfera, la hidrosfera o la atmósfera, se degradan o se fragmentan. Esta meteorización puede ser física, química o biológica y llevarse a cabo de manera total o parcial.





Las aguas ácidas de mina se asocian a los depósitos de sulfuros polimetálicos. En menor medida también se producen en las minas de carbón, que contiene pequeñas concentraciones de sulfuros. Los sulfuros son estables en el subsuelo, donde no hay oxígeno. Si se mantienen estas condiciones, no hay problema, pero si estos minerales se exponen al oxígeno y agua, se disuelven generando acidez y liberando el hierro y muchos otros elementos que contienen.

Esas reacciones están catalizadas por bacterias acidófilas, de forma que si se alcanzan bajos valores de pH se multiplican las poblaciones de estas bacterias, lo que genera más oxidación de sulfuros y más acidez. Es decir, es un proceso que se retroalimenta y, una vez iniciado, perdurará durante cientos o miles de años. Si estos lixiviados (lavados) llegan hasta las aguas superficiales pueden provocar la degradación total de los ecosistemas acuáticos asociados.

Este proceso se da de forma natural en las zonas donde los sulfuros afloran en la superficie. Sin embargo, la minería multiplica por varios órdenes de magnitud la oxidación natural de estos minerales al extraer grandes cantidades de sulfuros y ponerlos en contacto con la atmósfera, perforar kilómetros de túneles y galerías en el subsuelo por donde penetra el oxígeno, producir enormes escombreras y otros residuos ricos en sulfuros, etc.

En el Río Tinto existe una fuerte  oxidación microbiológica de estos minerales, causada principalmente por unas bacterias especiales como Acidithiobacillus ferrooxidans o Leptospirillum ferrooxidans y otras bacterias acidófilas que oxidan los iones sulfuro y ferroso a iones sulfato y férrico, solubles en agua,  liberando protones que acidifican las aguas, y lixiviando una variedad de metales pesados como cationes en el agua. Es a causa del flujo de ácido sulfúrico que el agua del río tiene un carácter muy ácido. A este proceso se le denomina drenaje ácido de minas.

Esta alta concentración de cationes (átomos metálicos cargados positivamente) genera el color rojo del Río Tinto y un paisaje casi marciano en los alrededores. Estas condiciones son infernales para el desarrollo de la vida multicelular. De hecho es difícil ver pájaros en las orillas del río. Los jabalíes, ciervos… no beben agua del río. Su acidez, medida en la escala pH alcanza el valor de 1,7, más ácido que el zumo de limón. Recordemos que el  pH del agua es 7. A la vez, contiene disueltos compuestos de metales de hierro, cobre, manganeso…

Este cóctel químico es un estupendo caldo para microorganismos: Se han encontrado células eucariotas, hongos y virus. Las bacterias extremófilas triunfan en este ácido ambiente.

La existencia de células eucariotas demostró que su resistencia en ambientes extremos era superior a lo esperado. El hecho de existir vida en estas condiciones, ha dado esperanzas a la Nasa de encontrar vida similar en el planeta Marte. El ambiente del planeta rojo,  Marte, es comparable al del río Tinto.


La gran colonia celular existente es una joya biológica con multitud de especies endémicas. De hecho, son los sedimentos los que le dan el color ocre oscuro. El agua en sí suele ser de color verde a negruzco debido a la vida local.

No es hasta el final del río, a la altura de Moguer y Palos, que sus aguas dejan de ser rojas. La mezcla de las aguas con las del Atlántico marca un cambio en el ecosistema que prevalece durante unos 80 kilómetros. 

Durante el siglo XVIII se volvió a extraer mineral. La influencia extranjera fue decisiva desde el principio. Por ejemplo, en el primer cuarto de ese siglo fue un sueco, Liberto Wolters, quien lideró el proyecto de extracción. Con el tiempo, diferentes empleadores harían que la mina fuera rentable. La industrialización fomentaría aún más esto después de los años difíciles de la Guerra de la Independencia. Así, hubo un antes y un después en 1873. Fue entonces cuando se completó la creación de Rio Tinto Company Limited.

Tras  varios reajustes de la empresa, todo fue bien hasta la década de los 80. Luego una crisis afectó al negocio minero, destruyendo prácticamente toda la competitividad posible. Con el precio del metal por los suelos, la actividad decayó hasta 1995 cuando la explotación pasó a manos de los trabajadores. Esto sucedió a raíz de un curioso pacto en el que la empresa vendió las acciones por una peseta. A pesar de los esfuerzos, en 2001 se cerró la maquinaria.

Durante este tiempo, Minas de Riotinto se vio obligada a cambiar. La Fundación Riotinto  creó el museo minero Ernest Lluch en 1992. Además, se han habilitado antiguas galerías para permitir la visita a la Peña de Hierro, cerca de Nerva. Esto ha permanecido desde Roma hasta el escenario actual. La visita guiada se combina con el tramo alto del propio río Tinto. La forma más llamativa de hacerlo es mediante un tren diésel restaurado, aunque durante unos meses al año también funciona un tren a vapor.

La Faja Pirítica Ibérica se extiende desde la parte occidental de la provincia de Sevilla hasta la costa atlántica portuguesa, alcanzando su mayor desarrollo en la provincia de Huelva. Es una de las zonas con mayor concentración de yacimientos de sulfuros del mundo.,

La acidez producida por la oxidación de sulfuros puede ser neutralizada si existen materiales carbonatados en las rocas encajantes de los depósitos, como ocurre por ejemplo en el distrito minero de Linares-La Carolina (Jaén). Desafortunadamente, en la Faja Pirítica prácticamente no existen rocas carbonatadas, lo que junto a la gran cantidad de sulfuros y la intensa actividad minera genera las condiciones idóneas para la formación de aguas ácidas con elevadísimas concentraciones de elementos tóxicos.

Las numerosas minas abandonas repartidas por toda la Faja Pirítica Ibérica hacen que la red fluvial de la zona esté profundamente afectada por las aguas ácidas. Cuando los ríos Tinto y Odiel desembocan en la ría de Huelva, las aguas ácidas fluviales se mezclan con el agua marina y la mayoría de los metales de origen minero precipita, acumulándose en los sedimentos del fondo.

Los organismos que habitan en estos sedimentos asimilan algunos elementos tóxicos que entran en la cadena trófica, haciendo que los niveles de contaminación de los peces y moluscos de la ría de Huelva sean muy elevados. Además, algunos elementos más móviles en condiciones de pH neutro como el arsénico y el cadmio pueden permanecer disueltos en el agua e incluso alcanzar las aguas costeras.

En los pueblos de la cuenca minera onubense mucha gente piensa que los ríos Tinto y Odiel siempre han estado así, y que sus condiciones ácidas son de origen natural. Sin embargo, existen multitud de evidencias geológicas e históricas que indican que su degradación se ha producido desde el inicio de la explotación minera a gran escala a mediados del siglo XIX

Existen grandes embalses como el del Sancho, de 58 hm³ de capacidad, que almacenan aguas ácidas y no pueden ser utilizadas para ningún fin sin un tratamiento complejo. Esta contaminación histórica también compromete la calidad del agua del futuro embalse de Alcolea (de 246 hm³ de capacidad) que se está construyendo en la cuenca del río Odiel. Aunque en la actualidad las obras están paralizadas, existe una fuerte presión de los regantes para que se retomen. 

La producción de lixiviados ácidos de las minas de sulfuros abandonadas puede perdurar miles de años. En la Universidad de Huelva han desarrollado un sistema de tratamiento pasivo denominado Sustrato Alcalino Disperso (DAS por sus iniciales en inglés), que no necesita energía eléctrica y puede funcionar sin apenas mantenimiento durante varios años. Ver vídeo.

Actualmente existe una explotación de la mina a cielo abierto.

Imágenes y texto: Ismael Camarero

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Para saber más:

https://es.wikipedia.org/wiki/Minas_de_Riotinto

https://www.viajesyfotografia.com/blog/minas-rio-tinto-paisajes-andalucia/

https://www.viajaporlibre.com/espana/andalucia/minas-de-rio-tinto-encuentros-en-la-3o-fase

https://www.miruta.es/minas-de-riotinto/


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