La seda y sus usos
En 1346, los soldados mallorquines que estaban al servicio del rey francés Felipe VI, llevaban en su botiquín una cajita llena de telarañas para taponar heridas.
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Las propiedades de las telarañas para detener hemorragias, eran conocidas desde antiguo (Plinio el Viejo, hace más de dos mil años). No funcionaba en caso de infección ya que este tipo de seda está recubierta de hongos que contienen antibióticos para evitar que otros microorganismos ingieran las proteínas de la seda de la telaraña. Los hilos de seda de los gusanos de seda, se han empleado para suturar heridas al ser más biocompatible que el catgut, hilo de sutura.
El hilo de seda, constituido por proteínas, posee unas propiedades mecánicas excepcionales. Su gran resistencia y deformabilidad le permiten absorber una enorme cantidad de energía antes de romperse.
La seda constituye un biomaterial idóneo para la ingeniería de tejidos. Facilita la adhesión de las células, estimula su crecimiento y permite la diferenciación. Es biocompatible, resistente y biodegradable.
Las sedas son proteínas, es decir, polímeros de aminoácidos. Se conocen más de 30000 especies de arañas y 113000 especies de lepidópteros que producen seda.
Cuenta la leyenda china que, hace más de 4600 años, a la princesa Xi Ling Shi le cayera un capullo de seda en su taza de té. A intentar sacarlo, descubrió que podía obtener un delicado hilo muy resistente, como consecuencia del aumento de temperatura de la seda. Este fue el origen de la industria de la seda en China.
- En revestimientos: Sistemas de electrodos flexibles impresos sobre base de seda para tratamientos y prótesis cerebrales.
- Trasmisión de luz: mediante seda licuada.
- Películas: circuitos de silicio, hologramas. Implantadas en la piel, podrían indicar, mediante cambio de color, alteraciones en la oxigenación de la sangre.
- Implantes en forma de esponja: actúan como soporte estructural para la reconstrucción de tejidos blandos y óseos. La creación de implantes, tiene un enorme futuro: ingeniería de tejidos. Se busca la creación de sustratos (andamios) que se adhieran y permitan la creación/reconstrucción de nuevos órganos. Se trasplantan células sobre el andamio que comienzan a proliferar y crear nuevas estructuras celulares más complejas. Los implantes (prótesis) metálicos tienen, a la larga, problemas de adherencia. Los trasplantes autólogos (de la misma persona) presentan un problema de un largo tiempo de recuperación. Con los hilos de seda se pueden fabricar estructuras porosas y resistentes que, una vez sembradas con las células adecuadas, se degraden lentamente y permitan que el implante se remodele con el tiempo.
- Fabricación de tejido óseo: Según han indicado universidad UPV/EHU en un comunicado, los investigadores han demostrado que para la generación de tejido óseo resulta válida la combinación de andamios biocompatibles formados por componentes de la seda, y la estimulación de las células mediante magnetismo. Para la utilización del magnetismo, se han cargado de nanopartículas magnéticas los andamios, que sirven de soporte para el crecimiento celular, y los resultados obtenidos "alientan" al grupo a seguir con esa línea de investigación.
- Suturas quirúrgicas.
- Tejidos: La preparación de hilos se realiza mediante la torsión de varias fibras de seda.
- Creación de sensores y microcápsulas: La integración de biosensores, en seres vivos, choca con la rigidez de las obleas de silicio y la elasticidad de los tejidos vivos. al final, estos dispositivos, acaban funcionando mal. La solución está en la creación de láminas de seda que permiten la incorporación de circuitos, para la diagnosis de enfermedades o instalación de interfaces cerebro-máquina.
- Creación de microcápsulas: Para la administración de fármacos. Mediante modificación genética se ha creado una proteína, C16. Esta proteína absorbe microgotas de emulsión de aceite con solución acuosa del fármaco. Se obtienen microcápsulas de entre 1 y 30 micras de diámetro.
- Tejidos del futuro: Se han identificado secuencias de aminoácidos relacionados con la seda y se han preparado genes artificiales que imitan el comportamiento de las las proteínas naturales. Se han obtenido resultados satisfactorios con los microorganismos Escherichia coli y Pichia pastoris. También se ha intentado obtener proteínas de seda en alfalfa, algodón, y girasoles. Incluso en la leche de cabra, fruto del 'matrimonio' genético entre una araña y una cabra.
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