Colmatación de pantanos y embalses
Algunos embalses y pantanos están casi llenos, pero no de agua. En España, el de Cordobilla, en la cuenca del Guadalquivir, por ejemplo, solo tiene 0,5 hectómetros cúbicos del líquido elemento (el 1,5% de su capacidad), el resto, hasta 34 hectómetros cúbicos, es barro. Es un caso extremo, pero no único: Doña Aldonza y Pedro Martín, también en la misma cuenca, han agotado su vida útil y tienen el 97,5% y el 94,1% de su capacidad ocupada por sedimentos. Ya no son pantanos, sino lodazales que han llegado a formar hasta islas donde crece la vegetación.
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El agua de los ríos transporta gran cantidad de materiales orgánicos e inorgánicos. Estos materiales se mueven en suspensón en el agua. Si el agua pierde velocidad (zonas de cambio de profundidad, zonas de curvas), los más pesados van a parar al fondo del lecho del río. Y a medida que el agua discurre más despacio, acaban precipitando los sólidos menos pesados. Es un proceso habitual en los fondos de los ríos y mares que se llama aterramiento. Los embalses también se enfrentan al aterramiento, puesto que el agua embalsada no tiene apenas corrientes, los materiales que transporta acaban sedimentando, incluso los más ligeros.
Esta situación es consecuencia de un fenómeno llamado colmatación: Se denomina colmatación al relleno total de una depresión natural o artificial (lago, albufera, embalse) o de una cuenca sedimentaria mediante la acumulación de sedimentos.
En el caso que nos interesa, se trata del relleno del fondo de los embalses, pantanos que se lleva a cabo por los aportes de sedimentos de los ríos que aportan sus aguas y arrastre de tierra por la lluvia en laderas no protegidas por vegetación. En el fondo, un problema de deforestación. También depende de la zona: en lugares graníticos, el arrastre de materiales es mucho menor. Cualquier arrastre significa una pérdida de suelo, generalmente fértil. En la zona de cultivo extensivo de olivo, en el río Guadalquivir se ha calculado que el suelo pierde, por erosión, unas 80 toneladas al año.
Se estima una pérdida media de un 0.5% al año de la capacidad de los embalses en España.
Otro estudio de 1994 a partir de datos recogidos en 30 embalses, da una disminución de la capacidad de almacenamiento media del 16,8% para presas de entre 30 y 50 años. Y del 27% para presas de más de 50 años. Por otra parte, el Libro Blanco del Agua en España, editado en el año 2000, da una pérdida anual media de la capacidad de embalse de un 0.16%, respecto del volumen inicial.
Depende de muchos factores y los más importantes pueden ser los externos a la superficie del embalse. Son los que se refieren a la naturaleza del terreno de la cuenca que aporta agua al embalse. No sólo la que vierte sus aguas directamente al embalse.
La erosión produce la mayor parte de sedimentos, y este problema aumenta en la vertiente mediterránea y sobre todo en las Islas Canarias, ya que la erosionabilidad del suelo es mayor y la irregularidad de las precipitaciones que ayudan a una escorrentía natural muy alta.
En las zonas rurales, la fuente de erosión suele ser la degradación del suelo por prácticas agrícolas intensivas o inadecuadas, lo que provoca la erosión del suelo, especialmente en suelos de grano fino como el loess. El resultado será una mayor cantidad de limo y arcilla en las masas de agua que drenan la zona. En las zonas urbanas, la fuente de erosión suelen ser las actividades de construcción, que implican la eliminación de la vegetación original que cubría el suelo y la creación temporal de algo parecido a un desierto urbano del que los finos son fácilmente arrastrados durante las tormentas de lluvia.
En el agua, la principal fuente de contaminación son los vertidos de sedimentos procedentes del dragado, el transporte de material dragado en barcazas y el depósito de material dragado en el agua o cerca de ella. Esta deposición puede realizarse para deshacerse de material no deseado, como el vertido en alta mar de material dragado de puertos y canales de navegación. La deposición también puede ser para construir la línea de costa, para islas artificiales o para rellenar playas. (1)
Este fenómeno de colmatación está haciendo que,por ejemplo, la laguna salada del Mar Menor (Murcia, España), pierda cada año 2 centímetros de profundidad (2) (3)
Uno de los conflictos de intereses más difíciles de resolver, en lo que respecta a la mitigación de la sedimentación, es quizá la alimentación de las playas. Cuando se depositan sedimentos en las playas o cerca de ellas para rellenar una playa que se está erosionando, los materiales finos que contenga el material seguirán siendo arrastrados por el agua mientras se siga trabajando la arena. Dado que todas las playas rellenadas se están erosionando o no necesitarían ser rellenadas, contribuirán a la sedimentación cercana a la costa casi todo el tiempo que tarde en erosionarse lo que se añadió, aunque con una intensidad algo menor con el tiempo. Dado que el vertido es perjudicial para los arrecifes de coral, esta práctica genera un conflicto directo entre el interés público de salvar las playas y la conservación de los arrecifes de coral cercanos a la costa. Para minimizar el conflicto, la reposición de las playas no debería realizarse con arena que contenga fracciones de limo o arcilla. En la práctica, la arena suele extraerse de zonas costeras y, dado que la proporción de finos en los sedimentos suele aumentar en dirección a la costa, la arena depositada contendrá inevitablemente un porcentaje significativo de finos que contribuyen a la sedimentación. (1)
A este problema hay que añadir el de la eutrofización de las aguas. El exceso de nutrientes hace que las plantas, algas y otros organismos crezcan en abundancia. Durante su crecimiento y putrefacción, consumen gran cantidad del oxígeno disuelto y aportan materia orgánica (fango) en abundancia.
La mayor presencia de algas puede causar que un cauce anteriormente navegable deje de serlo. Algunos de los brotes de algas producen tóxicos. Estas sustancias pueden ocasionar la muerte de animales al ser consumidas. Los animales afectados pueden actuar como vector afectando a otras especies y alcanzar a los humanos.
Las condiciones anóxicas (con escasez de oxígeno) del fondo dan lugar al crecimiento de bacterias que producen toxinas tóxicas para pájaros y mamíferos que no se ven directamente afectados por la falta de oxígeno de las aguas.
Las especies invasoras aprovechan las nuevas condiciones y desplazan a los organismos locales.
La eutrofización afecta a la calidad de las aguas ya que al aumentar la podredumbre y agotarse el oxígeno, las aguas adquieren un olor nauseabundo. El olor de estas aguas puede ocasionar pérdidas económicas (turismo, áreas que pierden valor…), problemas respiratorios y su consumo puede ocasionar problemas sanitarios a las personas de la zona.
Eutrofización de aguas.
La mayor presencia de algas puede causar que un cauce anteriormente navegable deje de serlo. Algunos de los brotes de algas producen tóxicos. Estas sustancias pueden ocasionar la muerte de animales al ser consumidas. Los animales afectados pueden actuar como vector afectando a otras especies y alcanzar a los humanos.
Las condiciones anóxicas (con escasez de oxígeno) del fondo dan lugar al crecimiento de bacterias que producen toxinas tóxicas para pájaros y mamíferos que no se ven directamente afectados por la falta de oxígeno de las aguas.
Las especies invasoras aprovechan las nuevas condiciones y desplazan a los organismos locales.
La eutrofización afecta a la calidad de las aguas ya que al aumentar la podredumbre y agotarse el oxígeno, las aguas adquieren un olor nauseabundo. El olor de estas aguas puede ocasionar pérdidas económicas (turismo, áreas que pierden valor…), problemas respiratorios y su consumo puede ocasionar problemas sanitarios a las personas de la zona.
Situación actual
El fondo de nuestros embalses y pantanos está cubierto por una gran capa de barro, que disminuye la capacidad teórica del ambalse.
Cuando en TV anuncian que la capacidad de nuestros pantanos alcanza un determinado porcentaje, es muy probable que ese dato sea falso. La falta de datos precisos sobre la colmatación convierte la capacidad real de los embalses en una incógnita.
El Libro Blanco del Agua (año 2000) en España recoge que las pérdidas de volumen por sedimentación son del 0,16% anual, siendo la más afectada la cuenca Norte II (0,56%) y la que menos, la del Tajo (0,07%). Pero los datos que maneja contemplan solo 110 de los más de 1.300 embalses existentes.
El mantenimiento de los embalses es responsabilidad del propietario (en el caso de España, el 45% es de propiedad privada), pero la acumulación de lodos es un problema que tiene su origen en el mismo río y la cuenca y no siempre es responsabilidad del titular de la presa.
Rescate de ciclista del barro de un pantano.
Mientras tanto poco se puede hacer salvo minimizar la erosión y en este sentido, la reforestación y la recuperación de la cubierta vegetal son fundamentales para contener la pérdida de terreno, como lo es también la aplicación de sistemas de cultivo poco agresivos.
Comentarios
Los sedimentos arrastrados por los ríos fertilizan las vegas, pero si se deforestan muchas riberas se incrementa la erosión y, por ende, una de las causas de la desertificación. ¿Para qué necesitamos gobernantes y dirigentes?