¡Somos únicos!


     Somos únicos... de una clase, porque nuestro fondo genético lo dice. Cuando nuestros padres nos concibieron, un conjunto de cromosomas de cada uno de ellos se fusionaron para crear una célula diploide nuevo que se llama cigoto, que ya es único. Sin embargo, tal singularidad no se inicia con el propio cigoto, sino mucho antes con nuestros progenitores. La razón por la cual se basa en la forma en que un tipo particular de células se producen llamadas gametos. Para sintetizar una célula haploide con la mitad de los cromosomas de número (un gameto), un proceso llamado meiosis debe suceder primero y, a fin de avanzar con precisión, un intercambio de información genética entre los cromosomas heredados por sus padres debe haber tenido lugar, con lo que el resultante cromosomas ligeramente diferentes de las suyas propias. 

     Este proceso es una fuente importante de variabilidad individual, lo que significa que, en efecto, somos únicos. Por otra parte, sabemos que hay otra fuente de singularidad que viene de rasgos que pueden ser hereditarias, pero no son causados ​​por cambios en nuestro fondo genético: Los cambios epigenéticos en respuesta al ambiente en que vivimos.

    En 1998, se acuñó el términos de metagenómica para describir el estudio de la composición genética de las muestras tomadas directamente del medio ambiente.  


     Una aplicación particularmente interesante de la metagenómica se plantea en el estudio del microbioma humano, que comprende a toda la comunidad de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, cuya función es vital para nosotros. Además de la curiosidad, existe un creciente interés en el campo debido a que varios estudios han demostrado una correlación entre los cambios en la composición de nuestro microbioma y la enfermedad, a pesar de que la asignación de causa-efecto no está claro todavía.



 Bacterias humanas

     En promedio, el microbioma intestinal humano incluye alrededor de 160 especies de bacterias, aunque hasta 1000 especies diferentes de bacterias pueden estar presentes. Hay enormes diferencias en el microbioma de los diferentes individuos, como se destaca en un estudio que muestra muestras de intestino de individuos japoneses expresan las enzimas porphyranase y agarasa (presente en bacterias que se encuentran en las algas marinas), que están ausentes en las muestras procedentes del norte de América. 
 

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