Las 115.000 toneladas de basura radiactiva olvidadas en el Atlántico Nordeste
Los 223.000 bidones con residuos nucleares lanzados en alta mar hasta 1982 no se controlan desde hace dos décadas, pese a las evidencias de fugas. Los países europeos estudiarán en 2014 si es necesario establecer un nuevo programa de vigilancia.
Hubo un tiempo en el que a las autoridades de los países con instalaciones nucleares
les pareció una excelente idea deshacerse de sus residuos radiactivos
arrojándolos en alta mar. Entre 1949 y 1982, ocho países europeos
tiraron por la borda unos 223.000 bidones con 115.000 toneladas de
basura nuclear en el Atlántico Nordeste, en ocasiones a sólo 200
kilómetros de las costas españolas. Eran desechos radiactivos de baja
actividad procedentes de reactores atómicos, de instalaciones médicas y
de la industria. Tres décadas después, los países responsables se
desentienden de aquella barbaridad medioambiental. Los bidones siguen
bajo el océano, sin prácticamente ningún control.
“Aunque el vertido de residuos al mar ha cesado, el material todavía puede fugarse de sus contenedores”, alertaba un grupo de científicos en 2010.
La vida media de los bidones de hierro que encierran los residuos
radiactivos oscila entre los 15 y los 150 años, aunque los que disponían
también de una cubierta de hormigón podrían durar hasta un milenio. “La
estrategia de eliminación de los residuos de baja actividad fue más de
dispersión y dilución que de contención”, resumían lacónicamente los
expertos, dirigidos por Tim Le Bas, del Centro Nacional de Oceanografía
de Southampton (Reino Unido).
Los gobiernos de algunos países nucleares —Reino
Unido, Bélgica, Suiza, Alemania, Francia, Italia, Países Bajos y Suecia—
pensaban que unas pocas decenas de miles de toneladas de basura
radiactiva no se notarían en los 1.386.000.000 billones de litros de
agua que hay en los océanos.
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