Baychimo, barco fantasma a la deriva durante casi 40 años
El Baychimo era un barco de vapor
propiedad de la compañía Hudson Bay y zarpó por primera vez a principios
de 1920. Era usado para el intercambio de pieles con los Inuits en el
norte de Canadá hasta que en 1931 quedó atrapado entre masas de hielo en
Alaska. Ante varios intentos fallidos de liberar al Baychimo, la
tripulación fue evacuada por aire y tras una ventisca que rompió el
hielo, el barco quedó liberado pero fue abandonado a su suerte debido a
que quedó muy dañado. Hudson Bay asumió que no sobreviviría al invierno
pero asombrosamente permaneció a flote y a la deriva en aguas de Alaska
por 38 años. El Baychimo se convirtió rápidamente en una leyenda local y
frecuentemente era avistado cerca del hielo por esquimales y otros
navíos.
El 1 de octubre de 1931, el carguero Baychimo quedó atrapado en una
banquisa al norte de Alaska, en pleno Océano Glacial Ártico. Dado que la
ciudad de Barrow,
uno de los asentamientos situados más al norte de la América
continental, estaba a menos de un kilómetro de distancia, la tripulación
abandonó el buque y se refugió allí del rigor climatológico durante dos
días, pasados los cuales volvieron para tratar de rescatarlo del hielo.
Pero cuando llegaron descubrieron estupefactos que el barco se había liberado
por sí solo de su gélida prisión y había desaparecido. Incrédulos ante
lo acontecido, construyeron un refugio de madera y dedicaron las
siguientes semanas a explorar la región en busca del misterioso y
escurridizo navío.
Las labores de reconocimiento llegaron a su fin el día 24 de noviembre, cuando una gran tormenta de nieve azotó la zona y la Compañía de la Bahía de Hudson,
la firma propietaria del bajel, determinó que dadas las circunstancias,
lo más probable era que se hubiera hundido y que sus restos reposaran
en el fondo oceánico.
Pero unos días más tarde un cazador de focas inuit divisó al Baychimo
a unos 72 kilómetros de Barrow, por lo que los marineros zarparon en su
búsqueda. Cuando lo encontraron, comprobaron que la ventisca lo había
dejado en muy malas condiciones y determinaron que no podría sobrevivir
al invierno ártico, de manera que subieron a bordo, recogieron las
pieles que había almacenadas en la bodega y lo abandonaron a su suerte.
Pero contrariamente a sus previsiones, esta embarcación de 70 metros
de eslora y 1.322 toneladas aguantó no sólo ese crudo invierno, sino
muchos más. Durante décadas, exploradores, inuits y mercantes que
realizaban intercambios comerciales en la región vislumbraron su silueta en numerosas ocasiones, lo que le valió una merecida reputación de barco fantasma.
En 1969, 38 años después de que fuera abandonado, fue visto por
última vez en una banquisa en el Mar de Beaufort, cerca del cabo de Punta Barrow.
Nunca más, hasta nuestros días, se ha vuelto a saber de él. Debido a su
fama, las autoridades de Alaska pusieron en marcha en el 2006 una
iniciativa para localizar al conocido como 'Barco Fantasma del Ártico',
ya fuera surcando todavía los mares o hundido en el fondo del mar, pero
hasta la fecha no han dado con él, circunstancia ésta que ha contribuido
a hacer crecer, aun más si cabe, la leyenda entorno al Baychimo.
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