Bienventuranzas del docente

¡Feliz de ti, Docente Educador,
si tienes un alma de pobre!
Si tienes un corazón desapegado,
para no prostituirte en pos del dinero
y de las posesiones.

Feliz de ti,
si tienes un corazón pobre,
sencillo y fraternal,
servicial y amistoso,
libre de soberbia,
vacío de prepotencias.

Feliz de ti,
si no te sientes dueño de tus alumnos,
sino servidor;
si no te sientes dueño de la verdad,
sino su buscador y peregrino;
si estás siempre abierto y dispuesto
a crecer aprendiendo lo nuevo.

Feliz de ti,
si puedes acercarte a tus alumnos
con la vulnerable autoridad de un servidor,
sin recurrir defensivamente a la riqueza
del poder autoritario.

Feliz de ti,
mientras reclamas la justa remuneración
de tu trabajo,
no mides tu misión en dinero,
porque sabes que tu tarea
trasciende esas medidas
y que la persona de tus alumnos
no se cotiza en oro.
Original de René J. Trosssero, del texto Bienaventuranzas de los docentes
Ismael

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